miércoles, 29 de junio de 2016

Actividad 3



"La forma de comunicación personal más importante es la escritura, en ella reflejamos lo que hay en nuestro interior.
Es cuando plasmamos lo que hay en nuestra alma y el estado de ánimo que tenemos en ese momento.
Somos seres únicos e irrepetibles, es por ello que nuestra escritura es única."

Cada letra es única, la vamos desarrollando a lo largo de nuestra vida. Aunque cada uno tenga su propia forma de hacer los trazos, en general todos tenemos en la cabeza una idea aproximada de la letra, no solamente el modelo perfecto de cómo debiera ser una letra. Por ello somos capaces de reconocer las letras aunque no sean perfectas, porque reconocemos lo que a grandes rasgos compone la letra. Sin embargo, hay veces que por diversos motivos la letra no es lo suficientemente legible: Los trazos no se parecen lo suficiente a la idea original de la letra como para que se puedan reconocer como tal. La responsabilidad de que los niños consigan hacer una letra legible (bajo amenaza de que si no lo único que podrán hacer en su vida es medicina) es del profesor y tendremos que buscárnoslas para ver cómo podemos lograrlo.  Los trucos usados dependerán de la edad y lo que observemos en el niño.
Durante primaria, el niño lleva poco tiempo escribiendo y es cuando las letras comienzan a afianzarse. Es también cuando se comienza a verse si un niño va a tener mala letra.
Si un niño no consigue escribir habrá que fijarse en que no tenga problemas motrices, que le cueste coger el lápiz, que tenga algún tipo de dislexia etc.  Una vez descartados los problemas más graves, si el niño sigue teniendo mala letra habrá que centrarse en los detalles de la letra en sí: ¿Cómo es el trazo? ¿Aprieta demasiado al escribir? ¿Escribe rápido y no consigue por ello hacer movimientos precisos? ¿Pone atención en lo que hace? La única forma de averiguar qué pasa con el niño es haciéndole escribir y observando, y la única forma de hacer que mejore es normalmente escribiendo, aunque nosotros podremos ayudarle.

2º de Primaria.
Entendemos que ya se han descartado problemas más graves y aun así el niño sigue presentando dificultades para aprender a escribir bien. Si vemos que lo que no tiene son las destrezas más básicas habrá que ponerle a practicar la base. Hay muchos ejercicios para ponerle al niño. Primero convendría mandarle hacer grecas y signos para que vaya afianzando un poco más la destreza
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Luego se le podrá poner a copiar algunas palabras y frases para que vaya practicando. Esto tendría que hacerlo de forma regular hasta que poco a poco vayan viéndose resultados.


En 4º de primaria se supone que el niño ya tiene que saber escribir bastante bien. Aún no habrán desarrollado una letra muy propia y probablemente sigan teniendo la misma letra con que haya aprendido a escribir pero esto irá cambiando poco a poco.
La forma de abordar el problema de la escritura aquí vuelve a ser escribiendo. A esta edad debería de podérsele exigir al niño textos más largos. Una forma de tratar con el niño sería decirle de cuando en cuando que se tome el trabajo de forma distinta, que quieres que escriba un texto algo más corto pero que a cambio quieres que escriba poniendo más atención a la letra. También tendrá que practicar todos los días algunos ejercicios de escritura consistentes, claro en escribir. No tendrán que ser demasiado largos, quizás simplemente escribir unas frases porque al igual que con el trabajo anterior será importante que lo intente hacer bien, que se tome su tiempo, ya que si tiene que repetirlo todos los días durante un tiempo no conviene agobiarle y que acabe haciéndolo de cualquier manera.

6º 
En sexto es cuando los niños comienzan a cambiar su propia letra.  Si se observa que un niño sigue escribiendo mal y/o con letras demasiado infantiles es posible que haya que intervenir. Habría que hablar con el niño, averiguar si hay razones por las que esto ocurra, o si simplemente no le gusta escribir (hay que tener en cuenta que en el mundo tecnológico en el que vivimos escribir a mano es algo cada vez menos común y los niños de las nuevas generaciones lo verán cada vez más innecesario). Una de las cosas más importantes volverá a ser aquí la práctica.
Aquí la cosa será un poco más compleja pues habrá que motivar un poco más al niño. Podríamos interesarnos por él, ver qué le gusta y que hace y sugerirle que nos entregue un pequeño diario secreto sobre ese tema (Por ejemplo si al niño le gustan los coches y motos que nos vaya relatando con qué coches se ha cruzado en el día, si un compañero de su padre le ha dejado montarse en su harley, que ha visto un coche amarillo antes que su compañero y le ha dado un “calmante en el hombro”… algo sobre lo que veamos que no le vaya a costar escribir ya que la motivación es muy importante. 
También tendríamos que presentarle con varios ejemplos de letras que puede ir adoptando poco a poco, o si lo prefiere incluso enseñarle algo de grafología básica por si a lo mejor le interesa demostrar confianza en sus trazos o que es una persona enérgica o alegre y hacer una especie de proceso de grafología inverso, en lugar de ver la letra del niño y ver como es, que el niño adapte como si fuera un juego la letra a la personalidad que tiene o que le gustaría tener.



La evaluación:
Se pueden usar varios medios: La evaluación positiva: Señalar aquellas letras que han salido o las partes más legibles para que el niño se alegre de ver que hay progreso y se esfuerce más en hacerlo. 
Corrección de trabajos de compañeros: Los más mayores pueden ya evaluar a sus compañeros en varias asignaturas. El hecho de saber que sus compañeros van a leer lo que se ha estado escribiendo puede motivar para que el niño se esfuerce un poco más con la letra. Podremos pedir a los compañeros que señalen si ha habido partes difíciles de leer y porqué pues así además ellos serán conscientes de qué es lo que puede pasar si se escribe mal y también eso podrá motivarles a mejorar.

Otras cosas que pueden ayudarnos:
Herramientas:
Hay distintas herramientas que podemos usar independientemente de la edad a la que el niño escriba. Para evitar cambios de tamaño en la letra o que se vaya hacia arriba o abajo podemos usar plantillas. Pueden ser tanto papeles directamente rotulados como plantillas que coloquemos debajo del folio en blanco con lo que será menos evidente para el niño y será más fácil al cambiar la intensidad el ir poco a poco desacostumbrándoles a su uso.
Postura: Hay también algunos útiles para la buena sugección del lápiz, podemos encontrar desde lápices y bolis con una forma especial para ser cogidos hasta piezas extra que puedan colocarse y facilitárnoslo.
Presión: Para controlar cuanto se aprieta en el papel se puede practicar escribiendo con plumas estilográficas. La forma en la que dispensan la tinta hace que al apretar las dos partes que conforman su punta se separen por lo que un poco de presión de más se nota mucho en el trazo.

1 comentario:

  1. Está bien, pero no te has ajustado a lo que se solicitaba: secuencia, materiales y tipo de lera para cada edad. Sobre todo, te ha faltado la argumentación que emplearás con cada niño para que acepte la rutina y la convierta en un reto personal.

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